NewslettersRegístrateAPP
españaESPAÑAchileCHILEcolombiaCOLOMBIAusaUSAméxicoMÉXICOusa latinoUSA LATINOaméricaAMÉRICA

ACTUALIDAD

Revelado el misterio de las líneas de Nazca

Un equipo de investigadores de Japón afirma que se trata de una forma de marcar senderos de caminos en función de cada forma utilizada.

Actualizado a
Revelado el misterio de las líneas de Nazca
Martin Bernetti/Staff/Getty Images

Durante los últimos se han ido descubriendo diversas figuras con formas humanas, geométricas y de animales en los desiertos de Nazca y Palpa (Perú). La Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO) considera esta zona como Patrimonio Cultural de la Humanidad, y en ella se han encontrado más de 300 figuras desde el año 2004, cuando comenzó un proyecto liderado por la Universidad de Yamagata (Japón).

Desde entonces el significado de estas líneas lleva siendo un auténtico misterio del que los científicos no tienen explicación. Pero ahora, los líderes de este proyecto aseguran que se trata de una forma de marcar diferentes caminos y senderos antiguos. Se encuentran en un gran desierto situado en la región de Ica, al sur de Lima, y fueron realizados por la cultura Nazca (entre los siglos I y VII).

Masato Sakai, investigador de la Universidad de Yamagata y líder de este grupo de expertos, ha descubierto gracias a la ayuda de arqueólogos locales muchas de las figuras ahora conocidas. El investigador afirma que dichas figuras se pueden diferenciar en dos tipos: lineal (como, por ejemplo, el colibrí), que se hicieron retirando las piedras negras superiores para dejar a la vista la tierra blanca debajo, y las de tipo relieve, en las que se combinan varias dimensiones.

Para qué se usaba cada figura

Según explica el experto, cada una de estas figuras contaba con una función. “Las de tipo lineal existen al inicio y al final de caminos rectos y se pueden usar para viajar de un valle a otro que se encuentre a unos 20 kilómetros”, asegura Sakai. Por contra, aquellas que son catalogadas como de tipo relieve se encuentran en los costados de senderos que no son rectos y, además, “suelen estar dibujadas en pendiente”.

El por qué de estas figuras siempre ha llamado la atención de los expertos, pero también de los curiosos. Una hipótesis tradicional sobre su origen afirma que estas líneas forman parte de un gran calendario astronómico, mientras que otros aseguran que eran figuras religiosas. En un extremo más paranormal, algunos ufólogos consideran que fueron pistas de aterrizaje de naves extraterrestres.

Ausencia de letras

Sakai siempre ha tenido, entre sus principales intereses, las letras y los abecedarios. De ahí que quisiera conocer cómo se comunicaba esta antigua civilización sin contar con estos sistemas. “Todo el mundo usa abecedarios, pero en la civilización andina no tenían esa manera de comunicarse. Mi interés era una civilización sin letras”, apunta.

Sin embargo, y a pesar de su antigüedad de hace siglos, no fue hasta 1930 cuando fueron descubiertas. El desierto, plano en su mayoría, no dejaba verlas en su totalidad a simple vista, por lo que para ello era necesario hacerlo desde el aire o bien desde algunas colinas de alrededor. Algunas de las encontradas en estos años son las conocidas como la araña, el mono, la gaviota, la ballena o la serpiente, además de otras que representan plantas y figuras humanas.

La tecnología, al servicio de la ciencia

Al inicio de este proyecto los expertos apenas podían contar con fotos vía satélite o aéreas, con lo que la labor era más complicada. Pero con el paso de los años, y el avance de la tecnología, se valieron de drones para avanzar más rápidamente en su tarea, descubriendo nuevas figuras. Además, desde 2019 cuentan con la ayuda de IBM, cuya Inteligencia Artificial (IA) puede revelar nuevas figuras en el desierto.

Ahora el objetivo es dar con todas ellas, que en total podrían superar el millar, para poder protegerlas tanto del clima como de las actividades económicas del lugar, como la minería o la agricultura. Unos geoglifos que son motivo de orgullo para los ciudadanos de Nazca, que los respetan y defienden como un “trabajo de sus ancestros”. Por ello, concluye Sakai, cada vez que encuentran uno lo comparten con la gente local.