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3.May.2021 / 01:39 pm / Haga un comentario

José Garcés

No voy a ahondar en la deleznable y necrófila fiesta que armaron algunos personeros de la oposición por la muerte del profesor Aristóbulo Istúriz, de lo que quiero hablarles hace contacto con lo que vociferaban a todo pulmón algunos sujetos en el centro de Caracas, quienes sin duda son operadores políticos. Hago esta inferencia por la saña y la intensidad que imprimían a sus gritos de “¡Se murió Aristóbulo, murió millonario!”. Pienso que el mismo grito en tres sectores distintos del centro de Caracas y vociferados por tres personas distintas no puede ser casual. Obviamente se trata de un guión que seguían al pie de la letra.

La idea de la supuesta fortuna de Aristóbulo es algo que se viene fomentando ya desde hace tiempo, y desde los días del golpe de 2002 ya se hablaba de su supuesto yate.

Es en este punto donde entran en juego los cuervos negros que vomitó un soldado. Se trata de un viejo cuento español en el que el comandante de una guarnición le preguntaba a su teniente sobre la salud del soldado que vomitó tres cuervos negros. El teniente le dice que no sabe nada del soldado, pero que en el reporte que él había pasado se decía que el soldado había vomitado dos cuervos. El comandante sigue haciendo su investigación y le pregunta al sargento, y de nuevo escucha que del soldado no sabe nada, pero que el reporte que él le pasó al teniente decía que el soldado había vomitado solamente un cuervo. Sigue el comandante investigando y llega hasta un amigo del soldado quien le dice que tampoco sabe nada del soldado, pero que el reporte que él le dio al sargento decía que su amigo había vomitado “negro como el ala de un cuervo”. El comandante se retiró pensando en cómo iba a hacer para justificar su informe a sus superiores en donde decía que un soldado de su guarnición había vomitado cuatro cuervos negros.

Y justamente de psicología del rumor se trata el supuesto yate de Aristóbulo. Hablaba con alguien que me decía que había visto el famoso yate y que medía 10 cuadras “sin mentira ninguna”, afirmaba. Le pedí la foto del yate y me dijo que no la tenía en su celular porque él lo había visto en la televisión. Cuando le pregunté en qué canal, me dijo que no recordaba, pero que eso fue el año pasado e insistía en que el yate era tan grande que tenía adentro un centro comercial.

La psicología del rumor ha explicado suficientemente bien el fenómeno, pero ya Plotino, uno de los filósofos neoplatónicos en el siglo III había iniciado magistralmente las explicaciones al rumor, decía que “La imaginación es lo que conecta el alma con las cosas”, y ante esta genialidad de interpretación incorporaba un elemento todavía más profundo: “El corazón es el  órgano de la imaginación”. Plotino, siempre genial, también explicaba: “Mirar es otra forma de soñar” y con respecto a lo que supuestamente se mira (como el yate de 10 cuadras que nuestro personaje miró), Plotino nos alertaba: “Los sentidos detectan, pero se irrita el alma”.

Es decir, si se suelta una especie como la de que “Aristóbulo tiene un yate”, la imaginación  hará el resto. Esta imaginación por sí sola, hará que el sujeto se irrite, y esto lo hará ver cosas en donde no las hay. Funciona más o menos como el marido celoso al que algún malintencionado le siembra una duda acerca de su esposa, entonces ese marido le comenzará a ver amantes a sus esposa en donde no los hay.

Los psicólogos Allport y Postman  en 1947 definieron el Rumor como “una proposición específica para ser creída, que suele pasar de persona a persona de forma verbal, y carentes de pruebas que la demuestren”, por ello postularon la “Ley Básica del Rumor” que dice que un rumor se propaga cuando es una información importante, y cuando es ambigua, sesgada o incompleta, dificultado una conclusión real. Estos autores explican que los rumores se asemejan a las noticias, pero sus principal diferencia es la ausencia de evidencia que sustenten los rumores. Como vemos, lo realmente importante de un rumor es que no tenga pruebas, por eso nuestro asombrado personaje no podía encontrar la foto del supuesto yate de Aristóbulo.

Ahora saquemos cuentas. Por un lado tenemos una campaña de rumores contra Aristóbulo que tiene casi 20 años, si a esto le sumamos las operaciones sicológicas que han sembrado odio en la población opositora hacia todo lo que signifique chavismo, ya vamos teniendo un resultado. Pero la ecuación no está completa, todavía falta sumarle que el rumor por si solo se independiza de las condiciones que le dieron origen y cobra vida propia. Todos nosotros sabemos de lo nefasto que puede resultar un chisme. Si a todo esto le sumamos la campaña que hizo la oposición fascista por las redes sociales y los operadores políticos que vociferaban en el centro de Caracas tenemos entonces la explicación a una de las reacciones más enconadas que ha tenido la oposición contra una de las figuras más queridas dentro de la Revolución Bolivariana. Y con respecto a Aristóbulo, todavía lo recuerdo en su apartamento de la avenida Panteón. Lo modesto de la realidad de ese apartamento contrasta con la opulencia que le imprimen a su supuesto yate, las imaginaciones de las almas mortificadas por el odio.

 

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