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      Las venezolanas que juegan kickingball en Palermo para conectarse con sus raíces

      Todos los domingos se reúnen para disputar partidos del deporte femenino por excelencia de Venezuela, que combina fútbol con béisbol.

      Las venezolanas que juegan kickingball en Palermo para conectarse con sus raícesLas Fénix y Guerreras del Caribe, dos de los cinco equipos de kickingball que entrenan y juegan en Palermo. Foto Rolando Andrade Stracuzzi

      Lo real está dentro del campo de juego pintado con cal hace una hora: la lanzadora, la receptora y la primera, segunda y tercera base; la short field, la campo corto y las tres jardineras: izquierda, derecha y central. Afuera, en lo que sería "el primer cordón" del campo, también hay algo de real: los que observan el partido escuchan salsa (de Eddie Santiago, Maelo Ruiz, Pedro Arroyo), el anotador tiene su cuadernito y su lapicera, los hijos de las jugadoras corren de una punta a otra del parque.   

      Lo irreal es el contexto: el mural verde y blanco de Excursionistas en una de las esquinas del Parque; las pintadas políticas de un candidato a legislador sobre Blanco Encalada; los taxis negros y amarillos que pasan por ambos carriles; un panadero ambulante que ofrece facturas desde arriba de su bicicleta. 

      "Estar acá es irnos directo a Venezuela sin tomar un avión", dice Marcela Velásquez, de Puerto Ordaz (a 600 kilómetros de Caracas), y en Buenos Aires desde noviembre de 2017. Acaba de salir del campo: su equipo, Guerreras del Caribe, perdió ante Las Fénix.

      Marcela Velásquez es de Puerto Ordaz. Dice que jugar kickingball es como irse a Venezuela "sin tomar un avión". Foto Rolando Andrade StracuzziMarcela Velásquez es de Puerto Ordaz. Dice que jugar kickingball es como irse a Venezuela "sin tomar un avión". Foto Rolando Andrade Stracuzzi

      Es un domingo de agosto, cerca del mediodía. Y Marcela reflexiona: "El domingo es muy duro para una migrante; es melancólico. En Venezuela, eran los días de encuentro: comíamos sancocho en familia, en la casa se escuchaba música y hacíamos deporte. Por eso, para todas nosotras, venir a jugar kickingball nos cambia el domingo: es un reencuentro con las raíces. Es hacer familia, hermandad".  

      "¿Qué es lo primero que haría un argentino radicado en el exterior? Buscarse un equipo para jugar al fútbol", pregunta y se responde sola Arianna Vasquez, en la Argentina desde 2018. Y sigue: "Para nosotras es lo mismo. El kickingball está creciendo mucho en Chile, España, Panamá, Perú, República Dominicana, Ecuador y todo país en el que haya comunidad venezolana, gracias a las migrantes". 

      Arianna Vasquez cuenta que el kickingball está creciendo en todos los países donde hay una comunidad venezolana. Foto Rolando Andrade StracuzziArianna Vasquez cuenta que el kickingball está creciendo en todos los países donde hay una comunidad venezolana. Foto Rolando Andrade Stracuzzi

      En la Argentina todo nació en un café porteño, en marzo de 2019. Cuatro amigas venezolanas tenían ganas de retomar el deporte que habían practicado en distintas ciudades de su país y pensaban opciones. "Hagamos una convocatoria por redes sociales", propuso una de ellas. Llevaban entre dos y tres años en Buenos Aires.

      La cita fue en una plaza de Villa Urquiza, un domingo de abril, a las 9 de la mañana. Llegaron treinta mujeres; todas venezolanas. Con el tiempo terminarían siendo más de 80. A partir de allí, se dividieron y armaron equipos.

      El kickingball es una mezcla de fútbol y béisbol. Foto Rolando Andrade StracuzziEl kickingball es una mezcla de fútbol y béisbol. Foto Rolando Andrade Stracuzzi

      Dos años y cuatro meses después, pandemia de por medio, en la Argentina hay siete equipos de kickingball. Cinco se entrenan en la Ciudad de Buenos Aires, más precisamente en Palermo; uno en La Plata, y el otro en Avellaneda.

      "Estamos organizando el primer campeonato. Será en octubre. Pero el principal objetivo es que el deporte se masifique, que se sumen argentinas y que podamos crear la Federación y la Liga del país", cuenta Diana Martínez, capitana de Guerreras del Caribe, equipo que se entrena todos los domingos a metros del Monumento a los Caídos de la Policía Federal Argentina, en un espacio verde que da a la avenida Figueroa Alcorta.

      Diana Martínez, capitana del equipo Guerreras del Caribe, cuenta que en octubre se hará el primer campeonato de kickingball de la Argentina. Foto Rolando Andrade StracuzziDiana Martínez, capitana del equipo Guerreras del Caribe, cuenta que en octubre se hará el primer campeonato de kickingball de la Argentina. Foto Rolando Andrade Stracuzzi

      Otro objetivo es presentar un proyecto para difundir la actividad en el Ministerio de Deportes de la Nación.  

      Pero la Argentina no es el único país en el que las venezolanas se organizan para jugar al kickingball. En Chile, por ejemplo, son 13 equipos. En España hay equipos en varias ciudades: Madrid, Valencia, Bilbao, Barcelona, entre otras. En Perú ya se disputa el primer campeonato. En Colombia, siempre por la inmigración, nacieron las primeras escuelas del deporte. En República Dominicana existen equipos mixtos, compuestos por jugadoras locales y extranjeras. 

      En el kickingball hay bases y carreras. Foto Rolando Andrade StracuzziEn el kickingball hay bases y carreras. Foto Rolando Andrade Stracuzzi

      "Los domingos se crea como un microclima que te hace sentir que no estás en otro país. Es volver a sentir que estás en un lugar que te pertenece", dice Arianna, que mientras cursaba Ingeniería en Computación trabajaba como ayudante de una profesora de kickingball, en una escuela secundaria.

      En Venezuela, las mujeres practican el deporte desde el primer año de la primaria. Las que cumplen 18 años pueden sumarse a equipos que participan en las ligas regionales, universitarias o empresariales. Algunas de las jugadoras que participan del Torneo de la Federación cobran viáticos o becas.

      En el kickingball no hay guantes ni bates: sólo una pelota de fútbol. Foto Rolando Andrade StracuzziEn el kickingball no hay guantes ni bates: sólo una pelota de fútbol. Foto Rolando Andrade Stracuzzi

      El kickingball llegó a Venezuela en 1965, por una profesora que había conocido el deporte en los Estados Unidos. En 1983 se disputó el primer torneo nacional. Hoy, es común encontrar campos de kickingball en todas las provincias del país.

      Este deporte es muy similar al béisbol, aunque se juega sin bates ni guantes, con una pelota de fútbol. Prácticamente, es una disciplina elegida sólo por mujeres venezolanas. Aunque en cada país que practican kickingball, esperan a las mujeres locales.   

      NS


      Sobre la firma

      Nahuel Gallotta

      Especial para Clarín

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