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Red Internacional

Sus novelas previeron grandes avances de la ciencia y la técnica, como las naves especiales, Internet y las armas de destrucción masiva. Verne tenía un objetivo: novelar la ciencia.

Lunes 8 de febrero de 2016 | 17:15

Imagen: fotograma coloreado de Viaje a la Luna, película del cineasta Georges Méliès de 1902, basada en la novela de Julio Verne y en otra de Orson Welles.

El 8 de febrero de 1828 nació en Nantes, Francia. Fue el mayor de cinco hermanos. Su padre era un abogado acomodado y su madre provenía de una familia de nuevos industriales, también adinerada.

Así, Julio Verne tuvo acceso a una educación privilegiada, y la curiosidad guió su vida. Aunque estaba destinado a seguir los pasos de su padre y convertirse en un digno abogado, él decidió que quería otro futuro.

Verne vivió en el barrio latino de París durante la época de la primavera de los pueblos, cuando se publicó el Manifiesto Comunista por primera vez. La rebeldía flotaba en el aire y se coló en su espíritu también. Decidió ser escritor y dedicar su vida a construir con palabras aventuras alucinantes.

Eran los inicios del desarrollo del capitalismo, y de su mano hubo importantes avances de la ciencia y de la técnica que permitirían un salto histórico en el desarrollo de las fuerzas productivas. Así, la maquinaria, técnicas y procedimientos, se revolucionaron y se generalizó la explotación capitalista.

Carrera literaria

En 1862 firmó el primer contrato con el editor Jules Hetzel, el cerebro detrás de la idea de los Viajes extraordinarios, una colección de novelas que buscaron apasionar por la ciencia, los descubrimientos y la investigación al mundo de la época.

Su primera novela fue Cinco semanas en globo, un relato vibrante que adelantó el descubrimiento de las llamadas fuentes del Nilo -cuando África era aun tierra desconocida-, y el desarrollo del vuelo en globo.

En 1864 publica Viaje al centro de la Tierra, donde narra las aventuras de Otto Lidenbrock y su sobrino Axel al adentrarse en las profundidades de la superficie terrestre y conocer un mundo subterráneo con una evolución y desarrollo paralelo al que conocemos.

En 1865 se publica su novela De la Tierra a la Luna. Impey Barbicane, el protagonista, desarrolla el proyecto de enviar un proyectil a la luna. La idea de las naves y los viajes especiales se delinea acá con gran precisión.

Entre 1869 y 1870 publicó Veinte mil leguas de viaje submarino, donde da vida al personaje del capitán Nemo, el alter ego de Julio Verne. Allí aparecen los submarinos, las escafandras, técnicas para respirar bajo el agua y una magnífica descripción de la vida marina, entre muchos elementos más. Hay quienes afirman que Louise Michel escribió partes de la obra, a cambio de un pago, y luego fue firmada por Verne. Pero no hay pruebas.

Verne tenía cierta simpatía por el socialismo utópico de Saint-Simon y de Fourier y también analizó el pensamiento de Proudhon. Esto se reflejó en particular en su novela Los náufragos del Jonathan, escrita en 1897, pero que se publicó recién en 1909, con numerosas modificaciones realizadas por su hijo Michel Verne. Su protagonista es Kaw-Dyer, un hombre que vive en el Estrecho de Magallanes, que vive según el precepto “Ni dios ni amo”.

México no podía faltar en la obra de este hombre apasionado por la ciencia, la tecnología y los viajes: en 1851 se publicó la novela corta Un drama en México, basada en la deserción de cuatro barcos de la Armada española. En este relato, Verne da a conocer su simpatía por la independencia de los países americanos.

Apenas en 1994 se publicó la novela París en el siglo XX, escrita en 1863. En ella cuenta la triste vida de Michel Dufrenoy, un joven que vive en una ciudad tecnificada y deshumanizada, donde existe una red mundial de comunicaciones, pero el arte y las letras son despreciados. Se revela una pesimista visión del futuro de la humanidad dominada por el dinero y por eso su editor no quiso publicarla en los inicios de la carrera literaria de Verne.

Tras crear una prolífica obra, Verne falleció en 1905, producto de graves afecciones provocada por la diabetes que padeció desde su juventud.

A pesar de todo, vibran en cada una de sus novelas la magia de los descubrimientos, los grandes avances de la ciencia y la técnica. Julio Verne es el escritor de la fase ascendente del capitalismo, con mirada crítica y aguda, que no negó sus aspectos terribles, pero en muchos de sus personajes está la intención de poner esos adelantos científicos y tecnológicos al servicio de la humanidad.

Un deseo que en la realidad no se puede llevar a cabo bajo el sistema capitalista de producción, donde la investigación y el desarrollo están al servicio de incrementar las fabulosas ganancias de las trasnacionales y las grandes corporaciones, mientras la superexplotación, el hambre y numerosas enfermedades curables azotan a millones de personas en todo el mundo.


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